Técnica EPI® Ecoguiada
Los tendones juegan un papel esencial en el sistema músculo-esquelético mediante la transferencia de cargas de tracción desde el músculo al hueso a fin de permitir movimientos en la articulación y estabilizar las articulaciones.
Poseen la capacidad de adaptarse a los cambios de carga y los estudios han demostrado que la síntesis de colágeno se incrementa como resultado del ejercicio agudo y el entrenamiento físico prolongado. A pesar de esta capacidad de adaptación fisiológica a las cargas, las tendinopatías representan un problema clínico de gran magnitud y en constante crecimiento, que afecta tanto a los deportistas recreativos y profesionales , así como las personas involucradas en el trabajo repetitivo. Estas lesiones de tipo sobreuso representan del 30 al 50% de todas las lesiones deportivas y dan como resultado una cantidad significativa de morbilidad y gasto en atención de la salud.
El modelo tradicional de «tendinitis», como proceso inflamatorio, está actualmente en desuso desde la aparición de diversas publicaciones que han descrito el proceso patológico del tendón principalmente como degenerativo (tendinosis), debido a la ausencia de células inflamatorias y a la presencia de zonas de degeneración del colágeno, degeneración mixoide e incremento de la sustancia fundamental, asociados a un fallo en el proceso de reparación del tendón.
Las opciones de tratamiento han ido cambiando a lo largo de esta última década en paralelo a los descubrimientos fisiopatológicos e histopatológicos en las tendinopatías. Por un lado, los tratamientos clásicos, basados en fármacos antiálgicos y antiinflamatorios, crioterapia, ultrasonidos etc. , a menudo han demostrado ser insuficientes. Por otro lado, existen tratamientos más avanzados, los cuales tienen un impacto directo en la estructura del tendón y pueden conducir a una recuperación duradera, como la técnica de electrólisis percutánea intratisular (EPI®).
La técnica EPI® consiste en la aplicación de corriente contínua (CC) a través de una aguja de acupuntura que actúa como electrodo negativo (cátodo) y que, mediante control ecográfico, va a provocar una reacción electroquímica en la región degenerada del tendón y/o cualquier patología del tejido blando (Sánchez-Ibáñez JM, 2005).
El objetivo principal de la EPI® es producir un cambio en la configuración molecular del tejido blando afectado, bien sea tendinopatías, lesiones musculares o
lesiones ligamentosas (Sánchez-Ibañez JM, 2014). El trasvase del flujo catódico (FC) en una solución de agua salada, produce una reacción química: el FC hace que el cloruro de sodio (NaCl) y el agua (H2O) se descompongan en sus elementos químicos constitutivos, los cuales se reagrupan entre ellos para formar sustancias completamente nuevas, a este proceso se le llama electrólisis.
El contenido de la sustancia fundamental, rico en electrolitos y agua, al paso del FC sufrirá una reacción electroquímica, dando lugar a una disociación de los elementos constitutivos de las moléculas de H2O, NaCl y otros componentes de la Matriz extracelular (MEC) . Por lo tanto, cuando utilizamos estas dosis terapéuticas del FC en tejidos blandos, los productos que se forman en la interfase electrodo-tejido normaliza el pH haciendo compatibe el metabolismo anabólico del tejido afectado.
Si a la dosis proporcinada por la EPI® se le permite fluir en el tejido tendinoso patológico, con una amplitud determinada y durante el tiempo suficiente, carga acumulada en el tejido blando (CATB) patológico, la modificación del pH en la interfase electrodo/tejido degenerado producen un cambio de la configuración molecular del tejido. Esté cambio de la configuración molecular se manifiesta en una licuefacción (pasando el material de la sustancia mixoide de su estado gel a un estado de sol mucho más fluido) y en una reacción electroquímica secundaria al cambio de pH; esta reacción electroquímica es un instrumento efectivo cuando se realiza en la región donde se presentan el tejido degenerado del colágeno (Sánchez-Ibáñez JM, 2013).
Los electrolitos cargados eléctricamente se denominan iones y, como consecuencia de la inestabilidad iónica inducida por la EPI®, se origina la formación de moléculas de hidróxido de sodio, produciendo debajo del electrodo activo o aguja catódica una modificación del pH, un aumento de la P02 y permitirá la optimización de la fagocitosis y la activación biológica de la regeneración del tendón, alterada por la cronicidad del proceso degenerativo (Sánchez-Ibáñez JM, 2004).
Si tenemos en cuenta los hallazgos histopatológicos de las tendinopatías el planteamiento terapéutico no debe ser el mismo que los utilizados para un proceso inflamatorio común. En esta situación, el tratamiento debería favorecer el desbloqueo de la respuesta crónica inflamatoria-degenerativa, necesaria para que los mecanismos de curación y/o regeneración del tejido blando sean reactivados.
El creador de la técnica EPI®, el Fisioterapeuta y Doctor Jose Manuel Sánchez-Ibáñez (2005), ya describió detalladamente cuales son los mecanismos moleculares asociados a la terapia, destacando la alteración del pH, el transporte electroosmótico de agua y los efectos sobre el flujo de iones transmembrana, como mecanismos parcialmente responsables de la eficacia del tratamiento con la técnica EPI®. La variación del pH inducida por la EPI® no son significativas (6,5 después de 10 minutos de estimulación) .
La EPI®, aplicada a las tendinopatías en el foco de lesión, provoca una reacción electroquímica, dando lugar a un proceso de destrucción del tejido fibrótico y necrosado; igualmente, el paso del FC en la interfase electrodo/tejido
proporciona la licuefacción de la sustancia mixoide, facilitando la migración de las células inflamatorias (neutrófilos y macrófagos) al área intervenida y con ello garantizar una óptima respuesta fagocítica del tejido necrótico. En este aspecto, los macrófagos juegan un papel esencial en la curación del tejido ya que, no sólo fagocitan, sino que promueven la migración de los fibroblastos, liberando factores de crecimiento y facilitando la síntesis de colágeno. La acción de la técnica EPI® permitirá la atracción de los tenoblastos a la zona, estimulando su proliferación y la síntesis de nuevo colágeno tipo-1 principalmente.
Fuente:Dr. Jose Manuel Sánchez-Ibáñez. www.cerede.es